martes, 18 de octubre de 2016

La Lágrima Agria (Transposición)

Rescato de la reflexión anterior la herencia de  Lovecraft en cuanto a "desarrollar el ojo para ver los horrores del cercano cotidiano, y a la vez, para reconocer la belleza que estos encierran". Eso en gran medida fue la búsqueda que con los compañeros perseguimos en esta realización. Imágenes que interpelaran sutilmente miedos compartidos, no solo desde la individualidad de lo que se muestre en cada imagen en particular, sino también en el dialogo de las mismas. A eso sumado el hecho de ponerlas en una estructura que invita al misterio, con el planteo de secretos y dudas a los que no damos una respuesta concreta, ya que con la intención de disipar el misterio que estas construyen, o a veces sin quererlo, se dan respuestas que pudieran ser puñales a las reflexiones a las que el espectador pudiera llegar.
Tras haber transitado y procesado a Lovecraft en las distintas instancias anteriores, fuimos no solo desarrollado una idea gral del autor, sus búsquedas, sus preocupaciones e, incluso, sus propios miedos, sino que podríamos decir que lo fuimos asimilando. No intentamos “hablar Lovecraft”, ni hacer una interpretación propia y ajena a el de las temáticas por el tratadas en sus relatos; sino que en la investigación y el consumir su obra, fuimos simpatizando con este personaje, entendiéndolo y volviendo a reflexionar sobre estos temas que a el importaron, coincidiendo, difiriendo, no importa, a lo que voy es que tras pasar este cruce con este escritor, hoy día ya es parte nuestro. Lo cual, convengamos, no es nada nuevo, porque cada libro, película, pintura, fotografía con que nos cruzamos en el camino, cada persona, se vuelven parte de ese camino. Tribulaciones que pudieran afectar nuestro andar de variadas e infinitas formas.
Esto no es una transposición. Somos nosotros tras transitar Lovecraft.
Muerte y locura podrían resumir bastante de su obra, pero ambos términos entran dentro de una categoría mayor: miedos. Ahí es donde este autor opera, en los miedos, suyos y los compartidos con el colectivo social. Miedo a la muerte, miedo a la locura, entendida no en términos clínicos, claro, sino como la perdida de uno en uno mismo, el no reconocerse más tras haber visto detrás de la máscara; básicamente miedo a lo desconocido tras haber reconocido y pasado los limites de lo conocido. Límites que muchos desde la comodidad se permiten creerse, limitándose a una vida de sombras entre sombras, pero que en cierto punto son tan necesarios, ya que se trata de la base misma del entendimiento. Mucho nos falta para tras vivir como trogloditas podamos salir sin más a la superficie y mirar directo al sol, sin quedar más que ciegos. Pero son las artes las que preparan estos terrenos a los que alguna vez nos será dado avanzar.
De miedos son las cascaras que envuelven todo lo conocido, y tras estas opera el misterio, esencia primigenia de los miedos todos, zona árida para las ciencias del hombre, pero terreno fértil para las artes.

Poroso (Adaptación)

En esta etapa de adaptación, laburamos principalmente con el cuento “La Tumba”, pero manteniendo una búsqueda con foco en torno a la obra toda del señor Lovecraft. Permitiéndonos ese lugar común del gótico en que personajes solos y desolados se enfrentan a los limites de lo conocido y comprensible, umbral que de ser pasado nos deja en territorio extraño al entendimiento, perfecto terreno para erigir monstruos propios, a veces los hay colectivos, o para caer en la profundidad del oscuro sinsentido y caos cósmico, donde la locura es el único escape y la muerte el último fondo. Claro, más que caminos, lo que Lovecraft nos regala, son poéticos atajos. Nacimos muertos, está bueno amigarse con tan sabida premisa. Y una vez que podamos hacerle a lo “siniestro” con ojo amable, ya en vez de evadirlo, se vuelve más fácil dar con los horrores del cercano cotidiano, y reconocerles la belleza que en ellos se encuentra.

Fue llegando a estas conclusiones que con los compañeros decidimos salir a cazar con la cámara estas sensaciones y estadios, en vez de generarlos nosotros mismos, decisión que nos llevo a optar por una instancia semi-documental, construyendo cierta narrativa ficcionada desde lo documental en un espacio común al genero, esta vez refiriéndome al espacio físico, sea el cementerio. Haciendo de estatuas y tumbas nuestros principales protagonistas y narradores.