La actividad tomo un rumbo por mi inesperado y se nos pidió la destrucción de ese retrato propio. Yo lo partí al medio sin hacerme mucho problema, pero fue interesante sentir cierta carga profana en ese "atentar" contra una imagen propia, invitando a reflexionar obre el peso que se le da a una imagen, fotografía de una persona, casi como una exención de la persona misma, en este caso, de nosotros mismos. Si no habremos escuchado más de una vez a alguno decir:"Yo cerraría mi cuenta de facebook, pero las fotos..." como si esas fotos fueran un testimonio de vida, de la propia, no alcanzando con la memoria y el relato, oral y/o escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario